traslate this blog

miércoles, 21 de enero de 2015

Estás diferente pero eres la misma

Ha pasado ya demasiado tiempo desde que hablamos. Se me van haciendo eternas la horas, los momentos, las historias. Me hace falta discutirte, pelearte, argumentarte. Tu retiro de la vida cotidiana, tu enclaustramiento se me hacen difíciles de digerir. Me hace falta el oído de la amiga, la rival de discusiones políticas, la contrincante de nuestros juegos mentales que se han detenido y casi, casi, esfumado.
Te sorprende mi llamada esta mañana y, como siempre, el reclamo por el tiempo que ha pasado y el tiempo que no hemos hablado. Te recuerdo que el esfuerzo es de dos, no de uno. Me cuentas tos vicisitudes como madre primeriza, las adaptaciones, las horas de sueño robado. Te cuento de mi vida, tanto en lo público como en lo privado. Hablamos de política y me dices que no estás al tanto de nada, que el tiempo no alcanza ni para darle una ojeada a los diarios. Se te oye cansada pero contenta.
Me cuentas de estos primeros meses de tener a tu hija entre tus brazos, de abrazarla, sonreírle, jugar con ella. Me cuentas de todos los libros sobre maternidad que has leído y me dices que ser madre soltera cuesta, pero que vale la pena. Transcurren los minutos y me doy cuenta que hablo no con mi amiga de siempre sino una renovada. Tu mirada a las cosas cotidianas ha cambiado, nosotros dos, sin darnos cuenta, hemos cambiado.
Entre tema y tema transcurren los recuerdos. Me hablas del ayer como con nostalgia, del presente como con temor e incertidumbre y del futuro como con esperanza. Te escucho atentamente y me pregunto si habremos perdido para siempre esa conexión mágica que nos impulsaba a debatirnos y querernos en un solo espacio, en un solo momento.  ¿Te acuerdas que te decía que tarde o temprano las cosas iban a ser diferente entre nosotros? y tú me asegurabas que siempre seríamos los mismos? Pues hoy me doy cuenta que somos los mismos pero somos diferentes.
Me he convencido a mí mismo que pasará mucho tiempo antes que volvamos a tener nuestras tertulias políticas incoherentes. Los dimes y diretes quedarán para otro momento porque hoy tus prioridades son otras y más importantes. Te enfrentas, como te dije esta mañana, al reto de tu vida. Ahora miras el mundo con otros ojos y a través de otra sonrisa. A mi me sigue haciendo falta la tuya pero estoy seguro que con el tiempo me acostumbraré a esa nueva.  Tu vida y la mía son muy diferentes. Si antes eran anacrónicas ahora solo queda que se vuelvan antagónicas. Me prometes que eso no va a pasar y me despido de vos deseando que no suceda.
Y como siempre, al despedirte, lanzás el dardo venenoso que remueve los recuerdos. No podías simplemente decir "ciao, nos hablamos luego". ¡Nooo! a vos eso nunca te basta. Cierras la conversación preguntando por ella y sueltas la carcajada que siempre me enfurece. No das tiempo a que piense la respuesta y me dejas con el celular pegado a la oreja, escuchando el silencio. ¡Típico! Ahora me toca a mí lidiar con los recuerdos, espantar a los fantasmas. Y entonces me doy cuenta: estás diferente pero eres la misma... la misma amiga que me hace reir y enojar al mismo tiempo, la que llena la mente de inquietudes y la que apacigua el alma. Si... estás diferente, siendo la misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario