¡Ja! es interesante descubrir como la teoría política en nada se parece a la práctica, al menos en este país en el que me toco vivir. Cuando en la universidad estudiaba ciencia política, nos decían que la política, del griego politikós, «ciudadano», «civil», «relativo al ordenamiento de la ciudad»), es la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad. Es el proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo. Y subrayo lo de ideológicamente, porque, al menos eso me hicieron creer mis profesores.
La ideología (esa conformación de ideas según principios, valores e ideales que un grupo social comparte respecto al modelo de organización social, económica y política de la sociedad) era lo que permitía definir no sólo el sistema de gobierno al que se aspira, sino al tipo de políticas sociales y económicas a las que se le estará apostando. De igual manera, mis profesores me hicieron creer que en un Estado Democrático ( aquel que se rige por elecciones libres, por la separación e independencia de poderes y donde el ciudadano y la ciudadana delegan su representación a través del voto) consistía, precisamente, en la disputa del poder a través de las ideologías. Es decir, que los partidos políticos, supuestamente, se constituyen por personas cuya ideología es compartida, y cuyo fin es orientar las políticas sociales y económicas a la hegemonía de esas ideas. Y el ciudadano y la ciudadana debían ser convencidos de las bondades de esas ideas... Ahora, después de seis procesos electorales que se han sucedido en Guatemala, me doy cuenta que, o mis profesores eran ilusos, o unos estúpidos que nos llenaron la cabeza de historias fantásticas, construidas al mejor estilo de Hollywood, con Arnold Sharzenegger promulgando mano dura o Cristobal Colón disfrazado de mujer repartiendo espejitos a cambio de votos.
Y me doy cuenta que no nos contaron que la ideología es una puta que se vende al mejor postor y que baila no solo al son que le toquen, sino al ritmo de salsa, lambada y cumbia. Para muestra un botón: ayer se hizo público otro de los tantos secretos a voces que hay en Guatemala: el partido del General (si, el mismo acusado de genocidio en la Audiencia española), el partido de los corruptos y mentirosos que quedaron del gobierno anterior (ambos declarados como partidos que apoyan en el liberalismo económico, y que en sus estatutos de definen como partidos capitalistas, según la Teoría Política) con el actual partido de gobierno que, en la mejor de las parodias, se define como social demócrata. Y ni modo, toda la teoría de la ciencia política se fue por el inodoro.
De haber sabido que la puta ideología se acostaba con cualquiera, les juro que no hubiera estudiado sociología. Posiblemente me iría mejor como vendedor de autos o como chulo en casa de putas... y es que una cosa es compartir la casa, pero otra muy diferente, compartir la cama. Y digo esto porque creo que pueden existir alianzas que permitan a la izquierda y a la derecha (por favor, quienes dicen que esos son conceptos arcaicos, ilústrense) gobernar de manera compartida. Pero eso implica un compromiso de permitir que a la hora de hacer gobierno el debate ideológico se dé en el seno de quienes gobiernan, que se acepte que habrán opiniones encontradas y que lo que debe primar es el diálogo y el consenso. Pero que no me quieran dar átol con el dedo, diciéndome que lo de ayer es una muestra de madurez política... eso si ya es un insulto a la inteligencia y un cuento que, contrario al que me contaban mis catedráticos, no me puedo tragar. Lo de ayer no es más, ni menos, el deseo de dos partidos políticos en vías de extinción por no morir (si corrieran solos en las elecciones de 2011 no sacarían los votos necesarios para sobrevivir) con un partido deseoso de llevar a la Capitana General al poder y seguir vendiendo espejitos a cambio de votos al costo que sea, incluso, al costo de dejarse coger por aquellos que no solo saben hacerlo sino que se cogen al pueblo todos los días (expertos se han vuelto en violar, y quedar impunes). Pero de debate ideológico CERO. Lo de ayer no es más que una burda idea de como mantener cuotas de poder en un Congreso totalmente desprestigiado e inoperante. Por algo es el poder del Estado más descalificado en todas las encuestas...pero la casa de putas más alegre, donde la orgía política se da día a día y donde como ciudadanos no nos queda más que esperar cuando la puta ideología se encargará de llevarnos a otro callejón oscuro y violarnos, mientras le damos las gracias por los espejitos y por llevarnos a todos a parar en la mierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario