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miércoles, 19 de mayo de 2010

Salud, oro y libre comercio

De verdad que la realidad de este país nunca para de asombrarme. Es un país donde los potenciales problemas anunciados se cumplen cual profecía de Nostradamus, y aún así, no aprendemos.  Hoy, 19 de mayo,escuchar, ver o leer noticias es hilvanar historias, es ilustrar como los padecimientos del país no son hechos aislados como algunos políticos y "analistas" nos quieren hacer creer. Todo tiene relación, y todo tiene un denominador común.  Desde el informe preliminar del Relator Especial al Derecho a la Salud, pasando por el informe sobre riesgos a la salud para los habitantes a las zonas aledañas de la mina Marlin (operada por GoldCorp de Canadá) presentado por la Universidad de Michigan y Médicos por los Derechos Humanos, hasta el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, todo apunta a una ausencia  de visión de país, a una carencia total de un modelo de desarrollo sostenible y a una improvisación concatenada e histórica.
Baste leer algunas de las conclusiones de Anand Grover, Relator Especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Salud, sobre la crítica situacion de la salud rural en Guatemala: más del 50% de la población padece desnutrición crónica, pero aumenta al 70% en poblaciones indígenas; las tasas de mortandad materna e infantil son tres veces más altas en la población indígena que en la no indígena. La extensión de cobertura es ineficiente, en el mejor de los casos, e inexistente, en el peor de ellos. Las enfermedades relacionadas con la violencia contra la mujer son comunes y con capacidad nula del Estado para prevenirlas y tratarlas. La ausencia de medicamentos es alarmante, y el costo de la medicina, prohibitivo. Las transferencias condicionadas, programas estrellas de este gobierno, no funcionan porque no hay servicios médicos o medicamentos disponibles.  Dos conclusiones son lapidarias: "Si yo fuera el Doctor y Guatemala el paciente, diría que la situación es grave y el paciente podría morir" y "en un país donde el 80% de los gastos médicos corren por cuenta de las personas y donde la mayoría de las personas viven en pobreza, esto es grave". Aquí él hace referencia a la dicotomía entre el derecho a la salud y la propiedad intelectual de las patentes médicas. Como a muchos, al Dr. Grover le llama la atención cómo es posible que la medicina genérica no pueda ser vendida sólo porque los Acuerdos de Libre Comercio y los Acuerdos de Asociación prioricen la propiedad intelectual sobre la vida.  Las Rondas de Doha, sobre propiedad intelectual de medicamentos, organizadas por la organización mundial del comercio, fueron categorícas: cuando se trata de medicinas que salvan vidas, debe prevalecer la vida sobre la patente. Pero nuestros brillantes economístas siguen hablando de acuerdos de asociaciones y libre comercio, de privatizaciones y cuotas asimétricas que no terminan de convencer pero ni a los mismos empresarios cuyos intereses dicen representar.  Sigamos por ese camino y terminaremos condenando a la mayoría de la población a la extinción definitiva.  Para muestra un botón:
El estudio presentado ayer por Médicos por los Derechos Humanos y realizado por expertos de la Universidad de Michigan demuestran como el aumento de la ingesta de minerales tóxicos al cuerpo ha ido en aumento entre las poblaciones ubicadas en los municipios del departamento de San Marcos (el más pobre del país). La metodología del estudio permitió recoger muestras de orina entre pobladores ubicados a 7 kilómetros de distancia de la mina y pobladores que viven a menos de 7 kilómetros de la misma. Lo que descubrieron es que a mayor cercanía de la mina, más alta es la presencia de plomo en la sangre, y de zinc, arsénico y cobre en la orina.  Si bien el estudio concluye que en ningún caso se encontró niveles que pongan en riesgo la salud, si previene de la importancia de monitorear de cerca esta situación ya que, de seguir en aumento esta tendencia, las consecuencias para la población serían desastrozas.  La réplica de GoldCorp y del Gobierno no se hizo esperar: el estudio no coincide con el monitoreo que ellos hacen de esa situación.  ¿Podemos seguir tapando el sol con un dedo y creer que se hizo de noche?, ¿o estamos dispuestos a afrontar los retos que como país tenemos y por fin entender que el modelo de desarrollo que impulsamos es incoherente, inconsecuente e irresponsable? Creo que Anand Grover lo ilustró adecuadamente: si no se prioriza la inversión en educación, seguridad alimentaria y vivienda digna, si no se trabaja en la sanidad ambiental y en la reforma agraria y si no se revisa el modelo de desarrollo centralista y excluyente, por mucho que se invierta en intentar mejorar los pobres indicadores de salud en Guatemala, seguiremos fracasando. La profecía está hecha. ¿La seguiremos ignorando?

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