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martes, 10 de agosto de 2010

¿Legalizar las drogas? (La Propuesta de Fox)

El narcotráfico es uno de los principales factores de violencia en México, Guatemala, El Salvador y Honduras. Día a día, en esos cuatro países, los medios de comunicación informan sobre muertes violentas cuya relación con los carteles de la droga es ya incuestionable. Sólo en Guatemala se reportan un promedio de 15 muertes violentas al día, y constantemente se reportan masacres cometidas contra familias en lugares donde impera la ley del narcotraficante, y donde la presencia del Estado es casi inexistente. De igual manera, en muchas partes de México, el narcotráfico ha tomado control de calles, de barrios y hasta de ciudades completas. Las estrategias represivas no han funcionado, y el poder del narcotráfico se mide por el número de voluntades compradas, por la cantidad de dinero circulante (en dólares americanos, porque la moneda nacional no les sirve) y por la cantidad de cadáveres cercenados o decapitados, con mensaje incluido, que son regados por la ciudad en macabra advertencia de quienes son los amos y señores.  Ante esa realidad, revisar las estrategias de lucha contra el narcotráfico se convierte en una prioridad y ello conlleva iniciar un debate como el lanzado en México por el ex Presidente Vicente Fox, en apoyo a una iniciativa del Presidente Felipe Calderón. Ambos han hecho, recientemente, un llamado para iniciar el debate sobre la convenciencia de legalizar las drogas, como una alternativa para controlar el poder que genera la clandestinidad del trasiego y venta de estupefacientes.
La droga, al igual que cualquier producto, se mueve por la ley de la oferta y la demanda... ¿o no? La ley de la oferta indica que la oferta es directamente proporcional al precio; cuanto más alto sea el precio del producto, más unidades se ofrecerán a la venta. Por el contrario, la ley de la demanda indica que la demanda es inversamente proporcional al precio; cuanto más alto sea el precio, menos demandarán los consumidores. Por tanto, la oferta y la demanda hacen variar el precio del bien. Según la ley de la oferta y la demanda, el precio de un bien se sitúa en la intersección de las curvas de oferta y demanda. Si el precio de un bien está demasiado bajo y los consumidores demandan más de lo que los productores pueden poner en el mercado, se produce una situación de escasez, y por tanto los consumidores estarán dispuestos a pagar más. Los productores subirán los precios hasta que se alcance el nivel al cual los consumidores no estén dispuestos a comprar más si sigue subiendo el precio. En la situación inversa, si el precio de un bien es demasiado alto y los consumidores no están dispuestos a pagarlo, la tendencia será a que baje el precio, hasta que se llegue al nivel al cual los consumidores acepten el precio y se pueda vender todo lo que se produce mejor.
A mi me parece que es eso lo que sucede con la droga.  Mientras mayor es la demanda, y menor la producción, o al menos menor la disponibilidad del producto en el mercado final, mayor el precio y por ende la ganancia para quienes la producen. Y obviamente, en el negocio del narcotráfico las ganancias son astronómicas: ninguna otra empresa puede darse el lujo de perder las toneladas que ellos pierden con incautaciones. tumbes de droga, etc., anualmente, y aún así mantener el margen de ganancia que obviamente obtienen. Lógicamente, si se legalizara el consumo de la droga, el libre flujo de la misma haría que automáticamente bajaran los precios y fueran mas accesibles para la gente, lo cual es, a todas luces, no deseado. Sin embargo, y para quienes favorecen la legalización de la producción de drogas, el problema no está en la oferta, sino en la demanda. Y proponen, por lo tanto, trabajar con la demanda para educarla sobre los riesgos sociales, económicos y fisiológicos que conlleva el consumo de drogas. Algo parecido a las campañas de educación para reducir y prevenir el consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco. 
Y aunque las razones de Vicente Fox son otras, también son válidas: entre sus argumentos resalta que el costo de la guerra contra las drogas ha sido enorme para México (desde que Felipe Calderón asumió la presidencia, más de 28,000 mexicanos han muerto como consecuencia de la guerra contra los carteles de la droga). Asimismo, además de las pérdidas de vida, argumenta, el conflicto ha dañado la imagen internacional de México, su economía y ha llevado a consumir enormes recursos que hubiesen podido ser usados para otras prioridades.  
Y entonces hace un llamado para considerar la legalización de la producción, venta y distribución de drogas, recordando que las políticas de prohibición radical jamás han funcionado. Para Fox, es necesario repensar las estrategias y buscar una que definitivamente debilite y rompa con el sistema económico que permite a los carteles de la droga acumular una ganancia desmedida, lo que a su vez incrementa su poder y su capacidad para corromper sistemas, gente y países enteros. Fox lanza esta propuesta luego de que el Presidente Calderón llamara a iniciar un debate sobre la legalización de las drogas, advirtiendo, de entrada, que él se opone a esa medida, pero con ello aceptando que las actuales estrategias de lucha frontal, con ejército incluido, contra el narcotráfico han sido un verdadero fracaso en frenar el poder de los señores de los cielos, carreteras y mares. 
Y he de decir que Fox no está solo en este llamado. El multimillonario George Soros ha impulsado, a nivel mundial,  políticas de despenalización del consumo y la tenencia de drogas, junto a la implementación de lo que se dio en llamar “Reducción de Daños”.  Según la tesis de Soros, “enseñar a los adictos la adecuada administración de drogas ilegales, incluido el crack, reduciría su daño”.  Lucía Dammert, una socióloga colombiana especializada en temas de seguridad, en un artículo publicado recientemente, advierte que "la legalización es imposible debido a la presencia de múltiples convenios internacionales que lo impedirían. En el otro extremo, las respuestas policiales han demostrado su limitado o casi nulo impacto. Por lo que se torna urgente definir iniciativas para enfrentar un problema social grave que requiere de políticas de largo aliento, sustento político y económico, así como apoyo social". 
Y cita luego la diferencia entre legalizar y descriminalizar, ofreciéndola como una alternativa, y nos cuenta que "aparece la experiencia de Portugal que en el año 2001 descriminalizó el consumo de todo tipo de drogas (incluida la heroína). No confundir con legalizar el consumo y mucho menos el tráfico, pero el primero no será castigado con penas de cárcel sino con multas administrativas principalmente. Se dijo que esta política aumentaría el consumo y generaría paraísos de droga en Lisboa, felizmente nada de eso ha sucedido. Por el contrario, 8 años después de su inicio en un reciente informe publicado por el instituto Cato, más conocido por su cercanía con el partido republicano en USA, se reconoce su importante éxito". Y concluye diciendo: "¿Qué se puede aprender? En primer lugar es cada vez más claro que la criminalización del consumo de drogas es un error, que responder a un problema de salud pública con policía y cárcel no colabora en su solución" . Y aqui, nuevamente, se enfatiza que las estrategias deben ir orientadas al consumidor, no al productor
Pero también hay razones económicas que debieran llevarnos a reconsiderar si la legalización de las drogas no sería una opción menos violenta, sino, incluso necesaria para sanear y transparentar la economía mundial. Ya el año pasado, el Instituto de las Adicciones de España publicó un análisis, donde advierte: “a las grandes potencias no les interesa el objetivo de un mundo libre de drogas, porque el narcotráfico está potenciando sus economías”. Incluso los opositores a las medidas de legalización de las drogas, como el periodista argentino Gabriel Genri advierten que “gracias a la globalización, los narcotraficantes están consiguiendo enormes ganancias, que a través de los paraísos fiscales, se blanquean con inversiones en la bolsa, en deuda pública o en negocios legales".
"El director ejecutivo de la Oficina Contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas (UNODC), Antonio María Costa, alertó meses atrás que el dinero procedente del tráfico de estupefacientes ha sido usado para mantener bancos a flote en la crisis financiera mundial. La UNODC ha hallado evidencia de préstamos interbancarios que eran financiados por dinero que se originaba en el comercio de drogas y otras actividades ilegales. Los beneficios del dinero negro que genera el narcotráfico son blanqueados totalmente gracias a los paraísos fiscales. En 2005 existían 73 paraísos fiscales (Guatemala entre ellos). Casi todos ellos, son países pequeños, micro estados. Pero sus bancas mueven todos los ingresos provenientes del narcotráfico, la trata de blancas, el tráfico de personas o el tráfico de armas y son la tapadera para el dinero proveniente de sobornos y corrupciones gubernamentales.  En la actualidad, los especialistas calculan que el lavado de dinero representa entre el 2 al 5% del PIB mundial, como comparación vale saber que las deudas públicas en todos los mercados internacionales es de 5.000 millones de dólares. Y por las bancas de estos paraísos fiscales, se lavan 150 mil millones de dólares al año. En este marco, el narcotráfico se ha convertido en una industria que sostiene a muchas economías del mundo”.
Y entonces debe uno preguntarse seriamente si las estrategias como el "Plan Mérida" (tratado internacional de seguridad establecido por los Estados Unidos en acuerdo con México y los países de Centro América para combatir el narcotráfico y el crimen organizado) realmente tienen opción de ser exitosas, o si, por el contrario, el enfoque debiera ser preventivo y trabajar, tanto dentro de los países centroamericanos, como en México y Estados Unidos, estrategias orientadas a educar a quienes consumen drogas y a prevenir su uso y abuso. 
Vicente Fox ha lanzado una bomba para el debate mexicano, que seguramente no será del agrado de sus vecinos del norte. Pero el debate es sano y necesario.  Y el debate no puede quedarse solo en México: el debate sobre el beneficio o no de la legalización de las drogas, es un debate que necesita ser universalizado.  Comenzar con la despenalización del consumo parece ser una buena medida. Entender el problema como un problema de salud pública y no como un problema de seguridad, también lo es. Y aceptar que, de seguir como vamos, el narcotráfico seguirá siendo el nuevo regulador del mercado, es ya insoslayable. Mientras permitamos que lo siga siendo, cualquier intento por combatir la trata de personas, el tráfico de armas, la explotación sexual y la esclavitud, estará, definitivamente, condenado al fracaso.

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