A veces sucede eso. Que te pienso de la nada, que surge tu recuerdo sin anunciarse, sin dar tiempo a prepararse. Y entonces comienza ese viaje a lo más profundo del recuerdo; y surge el olor de tu piel, la mirada profunda de tus ojos clavada en los míos. Surgen los paseos tomados de la mano en ciudades diferentes (cuando lo pienso, parece que recorrimos el sur del continente entero en esos esfuerzos por provocar eclipses, esos eclipses que surgieron de una historia escrita por alguien desconocido, pero que abrió las puertas a lo nuestro, a lo que vos y yo fuimos: dos almas distantes que encontraron la vía para conectarse, fundirse, y por momentos, hacerse una sola).
A veces sucede eso: que invades de nuevo mis pensamientos, que me dejas sin aire con solo recordar los intensos momentos que vivimos y que supimos construir a pesar de las distancias. Veo tu imagen reflejada en algún lugar escondido de la mente, y no logro sacudirla hasta que tu recuerdo permite que lo haga. Las noches de luna, desde que dejamos de escribir esta historia, ya no son las mismas. Ahora prefiero las noches de luna nueva, al menos así no tengo nada que te recuerde. Pero esas noches sin luna son pocas, y entonces mi mirada se pierde en el cielo con más frecuencia que la que quisiera. Te busco en el firmamento como buscando una estrella, pero en lo más profundo de mi ser, sé que no he de encontrarte.
Un día la luna partió y me dejó navegando en una marea descontrolada de recuerdos, de ilusiones, de deseos. Y la marea sin la luna no sabe cuando crecer, cuando rescindir, y entonces navego por momentos a la deriva, hasta encontrar una roca, un arrecife o una isla (todo depende cuanto te extrañe y el tiempo que dure la añoranza). Espero algún día llegar al continente que me permita escapar a los influjos de una luna que orbitó en mi vida por un tiempo y que ya no está, provocando terremotos y maremotos de recuerdos que me mecen caprichosa, y por ratos, violentamente.
Escribir en clave fue parte de lo nuestro, manifestarnos con palabras que solo vos y yo entendimos en el momento fue el código secreto que nos permitió encontrarnos sin vernos, abrazarnos sin tocarnos, estrechar nuestros cuerpos sin tenernos. Conectarnos con el pensamiento fue parte de esa magia perdida; sabernos sin buscarnos también lo era. Hoy, que tu recuerdo emerge de la nada, me robas una lágrima, una sonrisa y me dejas deseando sentir una vez más una caricia de tu mano, un beso de tus labios, un abrazo entre tus brazos. Así se te recuerda Bella Luna, así se te recuerda en la distancia…
¡Me has dejado completamente SPEECHLESS! Te admiro, te felicito y me siento profundamente identificada con la belleza con que describes lo emergente-descriptivo de un sentir. Más agradecida me siento por tener el derecho de conocerte. MI CARIÑO SIEMPRE PARA TÍ. Mariana
ResponderEliminarCómo hacer para no sentir ganas de escapar y llegar nuevamente a aquel mágico espacio entre el sol y la luna?
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