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lunes, 2 de agosto de 2010

Un país difícil de entender

Hay personas que llegan de fuera y dejan huella, y en mi vida, he tenido la oportunidad de conocer y tratar a muchas de ellas.  Gente que, por razones de trabajo, dejan su casa y su tierra y vienen acá a dejar lo mejor de sí mismos.  Y hace apenas unos días tuve la oportunidad de conocer a una de ellas.  Antes de conocerla tenía referencias de su trabajo, de su dedicación y de su amor a Guatemala. Pero hasta el día que la conocí pude experimentar su pasión, su solidaridad, su convicción y su firme deseo por provocar un cambio positivo en esta tierra. Desafortunadamente, no tendré el honor de conocerla mejor, por que ya se apresta a dejar Guatemala. Pero ese breve tiempo que compartí con ella, me dejarán un recuerdo imborrable de su presencia, un agradecimiento profundo por su compromiso con Guatemala y un recuerdo entrañable de alguien que supo dejar lo mejor de si misma en una tierra que no es la suya.
Michelle Ramis llegó a Guatemala hace dos años. En el tiempo que ha estado aquí, se convirtió en una referencia para el movimiento de derechos humanos y pro justicia del país. Ella misma reconoce que le ha sido difícil entender Guatemala, pero que es muy fácil enamorarse de esta tierra. y la entiendo. Si yo que soy de aquí y me precio de conocer su realidad política, social y económica, a veces me siento perdido en el Real Politiks de este país. Y sin embargo, con sus acciones ella parece haber realmente llegado a conocer los males que como nación nos aquejan y dedicó sus dotes de diplomática para incidir en aquellos cambios que el país requiere. Desde su llegada, el apoyo político y moral brindado a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala dejó sentirse; de igual manera se sintió su compromiso por avanzar los derechos de las mujeres, de los pueblos indígenas y de la niñez, adolescencia y juventud en Guatemala. Su entendimiento que el arte, la recreación y el deporte son fundamentales para el desarrollo integral del país, también quedó en claro. 
Creo que nunca antes la presencia de Francia en Guatemala se había sentido tanto. Y ella, de verdad, le dio sentido a la presencia diplomática en el país; para muchas guatemaltecas y para muchos guatemaltecos su partida será sentida, porque muy pocas veces se encuentra uno con personajes como ella, que con sencillez, con humildad y con trabajo dejan grabado su nombre en la memoria. Se le recordará jugando fut bol en 90 minutos contra la violencia; se le recordará en la lucha por erradicar la violencia intrafamiliar y de género; se le recordará en cada comunidad que visitó, en cada evento en el que participó. Se le recordará por su convicción, su franqueza, pero sobre todo, se le recordará porque supo reconocer que la lucha contra la impunidad en este país es esencial, necesaria y requiere de un compromiso que va más allá de la diplomacia: cuando fue necesario hacerlo asumió una posición inequívoca que mandó un mensaje claro a quienes gobiernan este país.
Michelle Ramis se despide de Guatemala, pero aún preparando su partida encuentra la forma de dejarnos un mensaje que me parece claro: cuando, en una entrevista en uno de los medios de comunicación social le preguntan respecto al proceso electoral y los partidos políticos, nos dice lo siguiente:
"El sistema de partidos políticos debe ser un espacio de pensamiento y no solamente un vehículo electoral. Los partidos son importantes porque de allí salen los políticos, los futuros líderes. Sin embargo estos tienen una visión cortoplacista que limita el desarrollo de la sociedad guatemalteca. Los partidos debieran educar a los ciudadanos, crear conciencia política. educar a los ciudadanos para que conozcan y entiendan el Estado. Un partido es un tejido, pero en Guatemala falta mucha ideología y principios básicos"
Palabras de una mujer, de una diplomática y de una amiga de Guatemala que resultan lapidarias a las puertas de una campaña electoral...
 ¡Au Revoir, Señora Embajadora!. Lo mejor de Guatemala extrañará su presencia.

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