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jueves, 16 de septiembre de 2010

El derecho de los migrantes y la acción internacional

En noviembre de este año tendrá lugar en la ciudad de México la cuarta reunión del Foro Global de Migraciones y Desarrollo (FGMD), que es una iniciativa reciente de los Estados Miembro de las Naciones Unidas para tratar las interconexiones entre migración y desarrollo de manera práctica y orientada a la acción. Es un proceso informal, no vinculante, voluntario que marca la culminación de más de una década de diálogos sobre la creciente importancia de los vínculos entre migración y desarrollo. El Foro refleja el reconocimiento progresivo de los límites que conlleva el abordar, por conducto de un enfoque estrictamente nacional, las cuestiones e implicaciones migratorias a nivel mundial. El proceso del FGMD reúne a expertos de todas las regiones y países en diversos niveles de desarrollo económico, político y social. Participan los principales encargados de las políticas públicas de un amplio conjunto de dependencias de gobierno, incluyendo Secretarías y Departamentos de Migración, Desarrollo, Trabajo, Relaciones Exteriores, , Gobernación, Justicia, Integración y otras.
Desde su inicio, el FGMD ha operado sobre la base de un método de trabajo participativo que conlleva la creación de equipos gubernamentales que representan, de manera equilibrada, a países desarrollados y en vías de desarrollo con experiencias migratorias distintas. Los equipos son los encargados de preparar los documentos de trabajo así como las sesiones de Mesas Redondas del Foro. para ello, hacen uso del conocimiento y experiencia de la ONU y otros organismos internacionales, incluyendo a las agencias que conforman el Grupo Mundial sobre Migración (OIT, OIM, la UNCTAD, ACNUR, ACNUDH, el Banco Mundial, entre otros), así como organizaciones académicas y de la sociedad civil, que los gobiernos consideran relevantes y apropiadas.
Las discusiones se organizan en distintas sesiones de trabajo -o mesas redondas- para maximizar el diálogo interactivo. Para fomentar una discusión informal, abierta y franca, operan bajo la reglas de Chatham House (Las reglas del Chatham House se basan en el principio de la confidencialidad de la fuente. Bajo esa regla, los y las participantes pueden hacer uso de la información recibida, pero su identidad o vinculación no deben ser reveladas. Por lo tanto, la regla les permite hablar como individuos y no vincular lo que dicen a quien representan, por lo tanto facilita la discusión y permite contar con opiniones que, de otra manera, se enmarcarían en un rígido protocolo). El Foro también involucra a representantes de la sociedad civil, que llevan a cabo una reunión paralela gracias a la organización de las Jornadas de Sociedad Civil, y comparan sus deliberaciones con los Estados. Esta iniciativa pretende incluir la opinión y pericia de académicos, ONG, uniones de comercio, el sector privado, migrantes y los representantes de la Diáspora en el Foro.
La importancia de dicho foro aún no me queda clara, pero creo que, como un espacio de encuentro y reflexión de los tomadores de decisión, debe ser aprovechado al máximo, dada la importancia del tema, en especial para los países del sur y la complejidad del mismo. Uno de los grandes retos del Foro es, evidentemente, como descriminalizar la migración y como garantizar la transportabilidad de los derechos humanos de los migrantes. Esto es fundamental, para evitar que sucesos como los acaecidos en Tamaulipas, México, donde 72 migrantes fueron asesinados por sicarios mexicanos que los retuvieron creyendo que podían cobrar rescate por ellos, ignorando con ello la pobreza que, generalmente, acompaña a los migrantes indocumentados.
Y digo que el primer gran retro es discutir abiertamente sobre las implicaciones de políticas migratorias que criminalizan a los migrantes, porque ya en la reunión de Atenas 2009, el Foro reconoció las migraciones como algo positivo, ya que son fuerzas de cambio positivas para las sociedades receptoras. De igual manera, ya en Atenas, el Foro discutió la relación dinámica que hay entre pobreza y migración, y en sus recomendaciones claramente establece la necesidad que el tema de las migraciones sea parte de las agendas mundiales de Estrategias de Reducción de la Pobreza y de los Planes de Desarrollo Nacionales. Es decir, reconoce la calidad de víctimas de la pobreza y la exclusión a las personas que se ven forzadas a migrar de sus países de origen a otros, en busca de mejores oportunidades. De igual manera, hace un llamado a adoptar medidas que promuevan la inclusión, la protección y la aceptación de migrantes en las sociedades de tránsito y receptoras. Es decir, propone desarrollar procesos que vinculen los derechos humanos de los migrantes, y su empoderamiento para el desarrollo social, político y económico.
Pero nada de lo anterior se puede lograr ni militarizando fronteras, ni criminalizando a los migrantes con leyes como la SB1070 de Arizona y otras similares, o persiguiendo a los migrantes sin documentos (no son ilegales, por cierto). Esto solo se puede lograr aceptando que las políticas económicas y sociales de muchos de los países generadores de migrantes son excluyentes; además, debe aceptarse que la desigualdad y la inequidad son factores que contribuyen a esa diáspora, y que, en tanto no se atiendan los problemas estructurales que generan esas desigualdades e inequidades, las migraciones seguirán siendo una opción de vida y sobrevivencia para las grandes mayorías.
Y el segundo reto, el de la transportabilidad de los derechos, es algo que ya se hace inaplazable. Para nadie es secreto que en casi todos, si no en todos los países del mundo los migrantes sin documentos son privados de libertad y en muchos lugares sometidos a tratos crueles e inhumanos. Tampoco debe ignorarse el hecho que políticas migratorias que criminalizan a los migrantes indocumentados son políticas violatorias a los derechos humanos, ya que atentan no solo contra el derecho a la vida (entre enero y julio del 2010 doscientos migrantes han perdido la vida en su intento por ingresar sin documentos a los Estados Unidos, y un número indeterminado ha perdido la vida en México intentando lo mismo) sino contra la gran mayoría de los derechos humanos de la niñez y adolescencia. En Estados Unidos se han separado familias enteras por las políticas de deportación, y muchas niñas y niños, así como adolescentes, han quedado al resguardo de los Estados o de familiares, debido a que sus padres han sido capturados y expulsados de ese país. Pero además, se les niega el derecho a la educación, a la salud, el derecho a una vivienda y trabajo dignos y muchos otros derechos consagrados no solo en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sino en los pactos y convenios internacionales que rigen la materia. Las políticas migratorias deben ser de naturaleza humana, porque el fenómeno de la migración es humano.
Creo que otro de los grandes retos que tiene el Foro Global sobre Migraciones y Desarrollo es abordar la problemática del crimen organizado como generador de migraciones. A medida que el crimen organizado transnacional se apodera de territorios enteros, los controla y los somete a una violencia extrema, para muchas personas la única opción que queda, para salvar la vida, es la migración. Este fenómeno se está dando cada vez con mayor frecuencia en las zonas fronterizas entre Guatemala y México, donde la presencia de carteles de la droga mexicanos y guatemaltecos tienen sumida a la población en una situación de extrema violencia. Pero también se está dando en la frontera norte entre Estados Unidos y México, donde empresarios mexicanos, con el objetivo de alejarse de las presiones que sufren por parte del crimen organizado se han trasladado con todo y empresas a ciudades fronterizas de Texas, pero también lo han hecho muchas personas de escasos recursos económicos, que se ven presionados por estos grupos para convertirse o en “mulas de la droga” o en sicarios. Y quienes más sufren este fenómeno son las poblaciones más jóvenes de esos lugares.
Por ello creo que, para que la reunión de noviembre en México tenga sentido, la agenda propuesta debe revisarse para abordar temas que no son para nada cómodos para países receptores de migrantes, pero necesarios para evitar que la criminalización de las diásporas se convierta en el obstáculo principal para hablar del vínculo entre migración y desarrollo.

1 comentario:

  1. Realmente preocupante. Y muy bueno el enfoque que le das a los múltiples problemas que afrontan las personas que buscan un "mejor futuro" lejos de sus familias.

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