Una de esas noches, una de esas lunas

Hoy es una de esas noches en las que tu recuerdo se vuelve pesadilla, en las que la soledad cotidiana de mi vida se vuelve una aburrida compañía y en las que las horas se vuelven cadenas pesadas. Ya me acostumbré a la soledad acompañada, se ha vuelto parte de mi rutina y ni me quejo ni me molesta, y a veces hasta resulta agradable el saberme solo, sin tener que preocuparme de que la otra persona se sienta bien porque si no, me hace sentirme responsable de su propia felicidad. Yo no creo eso. estoy consciente que la única felicidad de la que soy responsable es de la mía, y por eso digo que no me gusta que nadie pretenda hacerme responsable de la suya... pero a veces en las relaciones así es, la depresión del otro o de la otra, se vuelve tu propia depresión y tu propia carga al punto que te roban la paz interna y te reclaman. Por eso, que bueno que estoy solo para lidiar con la mía y que no sea carga de nadie más que mía.  Pero si, hoy es una de esas noches en las que quisiera sentir un abrazo, recibir algún beso, recostarme en el hombro de una mujer que me diga "te quiero", porque ya ni siquiera espero un "te amo". Pero estoy con esta soledad acompañada. 

A veces pienso haber logrado superar esa etapa en que sientes la necesidad de alguien, y paso días y meses sintiendo que puedo llevar mi vida sin las complicaciones que implica compartirla con alguien como tú, que me llena, que me inspira, que me provoca los más libidos y vivos pensamientos, que hace que mi cuerpo tiemble cuando descansas a mi lado, pero que me asusta en sus enojos y arrebatos, en sus cambios repentinos de humor y en las agresiones silenciosas porque no te gustó lo que dije o lo que hice, o lo que dejé de adivinar que querías que hiciera

Por eso digo, hoy es una de esas noches en las que tu recuerdo de vuelve pesadilla, porque hoy quisiera estar con alguien a mi lado, quisiera tener con quien ir al cine, al teatro, a un bar o a una disco. Saber que saldremos juntos y juntos regresásemos a acostarnos uno al lado de la otra... pero no es así y no ha sido así por ya demasiado tiempo. Me hace falta sentir ese calor de un cuerpo desnudo pegado al mio, de una voz sussurrándome al oído cosas dulces; de una caricia de un abrazo, de un reclamo, de un beso y una sonrisa, de una charla despreocupada y seductora. Hoy es una de esas noches cuando quisiera regresar el tiempo, encontrar ese momento cuando te dije que te amaba y me dijiste que me querías. Así de desigual fue lo nuestro, así lo acepté y disfruté mientras duró y así lo lloré cuando terminó.  Muchas lunas y muchos soles han pasado desde aquel ultimo día que te tuve entre mis brazos, de aquella ultima vez que te escribí diciéndote que te amaba y esperando, sin éxito, un te quiero. Tal vez es el recuerdo de esa asimetría lo que me ha permitido llevar la soledad acompañada, pero la verdad es que hoy es una de esas noches en que tengo el llanto atragantado en la garganta, queriendo salir y luchando por quedarse, una de esas noches en las que quiero salir corriendo a decirte que la luna me recuerda tu pelo rozando mi cara, tus ojos vibrantes, tu boca seductora, tu cuerpo embriagador y tu dureza enternecida. Pero es una de esas noches en que me acostaré deseando estar acompañado, pero sabiendo que estaré solo. Una noche en la que el llanto se quedará en la garganta y el grito de desesperanza en el estómago. Una de esas noches que pasará como cualquiera y en la que, al llegar el día, volverá la alegría simulada. Pensé que debía decirlo...