traslate this blog

domingo, 11 de marzo de 2012

Tu regreso, mi tormento

Llegaste a mi vida de la misma manera que te marchaste… inesperadamente. Y volviste a aparecer como aparece un ladrón entre la noche, sigilosa y astutamente. Me saludaste casualmente, como si nada hubiese pasado entre nosotros, como si no doliera tu partida inesperada, algo a lo que debía estar acostumbrado, porque no fue la primera vez que desapareciste para aparecer nuevamente. Pero ya la segunda vez pesa demasiado.
Pretendiste que habláramos como si nada hubiese pasado, como si el tiempo se hubiese detenido. Querías contarme de tu vida y querías que escuchara atentamente tu historia, mientras que yo lo único que podía hacer era revivir la historia nuestra y recordar con cólera y con llanto el dolor que me causaste al irte sin siquiera decir Adiós, sin un hasta luego o un hasta siempre. Mientras escuchaba hablarte sentía cómo si me mordieran el corazón en carne viva, y ese nudo que uno nunca sabe si está en la boca del estómago o en donde dicen que habita el alma. Mientras te escuchaba hablar con toda naturalidad como si fuese ayer que nos habíamos visto, como si fuese ayer que nos hubiésemos hablado, por dentro gritaba, por dentro lloraba, y me preguntaba si realmente puedes ser así de insensible a los sentimientos ajenos. Intenté escucharte, hice el esfuerzo por seguirte la conversación y no sabes lo que significó eso.
Al terminar la conversación contigo, mi mundo se derrumbó por un momento o para siempre, la verdad aún no sé y me costará entenderlo. La nostalgia, la tristeza se apoderaron de mi cuerpo, de mi mente, de mi espíritu. Intenté sacarte de mis pensamientos, intenté pretender que todo había sido un mal sueño, que no habías reaparecido así, como si nada, sin una disculpa, sin un perdón o un “te quiero”. No sabes lo cerca que estaba de que fueras solo un recuerdo del pasado antes que reaparecieras. Si tan solo hubiesen pasado un par de meses más, posiblemente lo habría logrado. Pero la realidad es otra, entraste nuevamente y tendré que vivir con tu recuerdo y tu presente, revivir el proceso de sanación que estaba concluyendo y posiblemente reiniciarlo todo de nuevo.
Te amé como nunca he amado en mi vida, sincera, desinteresada  y profundamente. Me entregué a ti enteramente y bajé las guardias y los muros que la vida y la experiencia me habían permitido construir. Y ese fue mi error porque quedé total y profundamente desprotegido. Recordé contigo lo que es llorar como un niño que extraña todo y a todos los que ama y quiere. ¡no se vale jugar con los sentimientos de la gente de esa manera! Simplemente no se vale.
No quiero que este cuento suene a reclamo, sino a nostalgia y a sentimiento. Reapareciste, y, por lo que me dijiste, entiendo que por un breve momento, por un breve espacio de tiempo. Regresaste a sacudir recuerdos, sentimientos, y momentos, buenos o malos no sé, simplemente momentos. Y ahora me quedo con la sensación de haber tenido un momento del pasado en medio de mi presente y me preguntó si tú tan siquiera una vez has pensado en que siendo como eres y sin pensarlo, hiciste daño, me hiciste daño. Pienso que no, no creo que lo entiendas…
Me queda la certeza de haber hecho lo imposible y lo posible para demostrarte cuanto te amé y cuanto te quise. Me queda la certeza de saber que traté de construir un canal más ágil, certero y rápido que el canal de Panamá para vencer la distancia y acortar el tiempo. Me queda la paz de saber que fui honesto, fiel, dedicado y entregado sin egoísmos a darte lo mejor de mí. Quizás ese fue mi error, no lo sé y creo, que a estas alturas poco importa. No sé que me deparará la vida, no sé que te deparará la vida. Quizás en algún otro momento tengamos nuevamente el reencuentro. Quizás no. Quizás ahora si, y para siempre desaparezcas de mi vida. De cualquier forma aquí dejo constancia de lo que fue y no pudo ser. De lo que anhelé y no pude alcanzar, de lo que te dí, y no quisiste tomar, y no quisiste valorar y preferiste despreciar. Así es la vida, unos damos, otros toman y al final, lo único que queda, es contar ganancias y perdidas. Al final de nuestros tiempos sabremos quien ganó y quien perdió. Y allí dejo la historia….

No hay comentarios:

Publicar un comentario