Sentado en este bar, en silencio entre la música que suena, las pantallas encendidas, parejas que se besan, amigos que se ríen, te pienso. Se me hace difícil no hacerlo. Hace tiempo sos un recuerdo recurrente o un pasado testarudo que se niega a dejarme, que se niega a abandonarme. Sentado en este bar, mientras pienso en lo surreal, absurdo de este país, donde estudiantes que protestan se van presos, gente sin tierra son desalojadas de tierras ociosas del Mnisterio de Defensa (he allí lo absurdo de todo esto: ¿acaso las tierras no son del Estado?) y políticos corruptos se salen con la suya todo el tiempo, tu recuerdo irrumpe implacable y acechante. Sos así, tanto en recuerdo como en persona: impredecible, inalcanzable, indomable. Por mucho tiempo fuiste el centro de mi vida, fuiste mi luna, y yo fui tu sol. El problema está en que aprendí a amarte, pero nunca supe como olvidarte. Y por eso tu recuerdo, tu memoria se da el lujo de pasearse por mi mente con la impunidad que los políticos mienten y roban, con la impunidad conque se asesina, secuestra y viola en esta tierra, con la misma impunidad que los encargados de seguridad (de otros, porque no es la mía) criminalizan la protesta social y nadie les dice nada. A veces pienso que sos la ladrona que me acecha para robarme la paz de cada día, pero resulta que vos, o tu recuerdo, que a veces son lo mismo, son parte de esa paz que tanto disfruto, que tanto valoro, que tanto aprecio. A veces pienso que sos una asesina que viene a matar mi presente para mantenerme en el pasado. Pero resulta que sos tanto mi presente como mi pasado... Y me quedo entonces con la idea que no sos un tormento ni una simple memoria. Sos, y lo seguirás siendo, parte de mi vida, no solo de lo que fue o pudo ser, sino de lo que es, en este instante, en este tiempo, y en cualquier momento.
Hace tiempo acepté quien soy y como soy. Y eso, de más de una forma y manera, te lo debo a vos, que fuiste mi luna, que me aceptaste como tu sol. Me enseñaste que en esta vida, hay más que preocupaciones y más que tristezas, que los sueños se pueden hacer realidad y vivirlos. Que los buenos momentos siempre son más que los malos momentos. Que quienes dicen quererte adaptan ese cariño a su conveniencia y circunstancia. Que los buenos amigos no son quienes te buscan cuando menos los necesitas, sino cuando más necesidad tenés de ellos. Son los que no te mienten ni te engañan y que cuando sin querer lo hacen, aprenden a decirte "lo siento" y les sale del alma. Me enseñaste a relajarme, a ser yo mismo pero más alegre y distencionado. Desde entonces me quiero más, pero también te quiero más. Y sé que vos, aunque no lo digas, aunque te lo calles, aprendiste a ver la injusticia a través de mis ojos, pero también aprendiste que la bondad existe, que el amor de verdad, ese que es incondicional, sin tapujos ni vergüenza, tambien existe. No, no creás que me equivoco, siempre supe que no éramos el complemento perfecto para cada uno, siempre supe que éramos lo opuesto, totalmente diferentes, vos la noche, yo el día. Y por eso nuestra historia siempre la entendimos como el eclipse del sol y la luna, porque podíamos amarnos, pero nunca podríamos ni cerrar la distancia ni permanecer juntos.
Hace tiempo acepté quien sos vos, volátil, extraña y misteriosa. Hace tiempo acepté que aparecés y desaparecés de mi vida a tu atojo y voluntad. Por eso te apodé fantasmita: por esa habilidad que tenés de aparecer y desparecer cuando querés y como querés. Pero lo que no sabés es de esa habilidad que yo tengo de hacerte aparecer en mis recuerdos aunque vos no querrás que lo haga. Te acepté así porque así te conocí, así aprendí a quererte y así sabía que te irías de mi vida, Lo que vos y yo no sabíamos es que te fuiste pero te quedaste. Y allí pernanecés, en silencio, en tu tiempo, en mi recuerdo. Hoy, sentado en este bar, mientras tomo no una, no dos, sino varias cervezas, mientras repaso la realidad surreal del mundo que me rodea, mientras pienso que incluso el amor fraternal es hipócrita y de conveniencia, te recuerdo. Trato de no hacerlo, pero lo hago. Trato de no vivirlo, pero lo hago. La realidad, entonces, me sacude y me alimenta: sos parte de mi vida, de mi ser y de mi alma, aunque vos no querrás y aunque yo no quiera. Y ¿sabés algo? creo que me gusta saber que has quedado grabada en mi memoria, en mi alma, en mi pasado y en mi presente. Tu recuerdo me persigue, pero, ahora entiendo, no me atormenta y me alimenta. Sino, decime ¿por que te escribo, por que te dibujo en estas letras?
Esta noche sin luna, aqui, en el sur del continente, se me ocurrió entrar al blog y me encuentro con esto que escribiste...me devolvió aquella sensación de paz que ambos conocemos, me permitió volver a sentir aquella magia, gracias...lo necesitaba en esta noche sin luna
ResponderEliminar